¿No te pasa que estás cansado ya de chocarte con la misma piedra una y otra vez?

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¿Que por más que lo intentes y lo analices, cada vez que se presenta una situación dolorosa lo primero que haces es salir corriendo y a partir de ahí todo cae en picada?

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El problema es que seguimos buscando resolver los desafíos de la vida utilizando los mismos recursos que sabemos que no funcionan una y otra vez.

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Y tiene sentido que así sea. Vivimos en automático la mayor parte del tiempo y desde ese lugar aplicamos las soluciones que conocemos. Si a esto le sumamos la influencia de la tecnología y las redes sociales que nos han impulsado a una cultura que vive a una velocidad que es antinatural, la combinación es explosiva.

 

Pero que tengamos una tendencia a hacer las cosas siempre del mismo modo no quiere decir que no exista la posibilidad de hacerlo diferente. Hay infinidad de recursos y herramientas -muchos innatos- con los que podemos conectar para transformar aquello que nos limita.

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Abrirnos a relacionarnos con la incomodidad de un modo distinto es el primer paso. Porque si bien hoy hablamos todo el tiempo de “vivir en el presente” lo cierto es que hasta que no aprendamos a relacionarnos con aquello que nos aleja de él, vamos a fracasar una y otra vez en nuestros intentos.