El mensaje del 2024 es bien simple: si no cambias vos, nada cambia.
- Federico Zugasti
- 30 dic 2023
- 3 Min. de lectura

Hace ya algunos días estoy reflexionando sobre el año que termina, y sobre qué escribir en relación al que comienza. Un poco porque me gusta hacerlo, y otro poco por esa presión a la que todos nos vemos sometidos en estas fechas de hacer balance, de pasar raya y proponernos nuevos desafíos.
Si dijera que este 2023 fue un año desafiante no estaría diciendo nada nuevo. En definitiva, todos los años lo son cuando uno elige vivirlos lo más conscientemente posible. La vida está llena de desafíos y las oportunidades de cambio y crecimiento son permanentes, aunque solemos mirar para otro lado y hacer de cuenta que no está pasando nada.
Pero de alguna manera en lo personal siento que este año que se está terminando fue particularmente desafiante y me invitó de verdad a hacer cosas nuevas, algo así como si la vida me hubiese puesto entre la espada y la pared y me hubiese dicho “por acá no es más, es hora de que te muevas de otro modo”.
Y lo hice. Y me propuse nuevos desafíos, me propuse incomodarme seriamente y hoy, mirando hacia atrás siento alegría por haber tomado las decisiones que tomé, pero me siento también reflexivo en relación a las cosas que me llevaron a tener que estar entre la espada y la pared y quiero intentar bajar eso a tierra. Un poco para ordenarme y otro poco porque, tal vez, te sirva como espejo y te sume desde algún lugar.
Este 2023 me dejó algunos aprendizajes, pero quiero condensarlo en 4 que me parecen fundamentales.
la vida no es lo que queremos que sea, es lo que hacemos que sea.
Podemos fantasear, anhelar y soñar con un futuro diferente pero si no accionamos en consecuencia, no hay cambio posible. Y eso incluye muchas veces cuestionar el camino de vida que habíamos imaginado para nosotros.
movernos hacia nuevos horizontes va a ser necesariamente incómodo y esto es inevitable.
Podemos seguir fantaseando con que cambiar, sanar y transformarnos de verdad se va a dar de manera simple, liviana y sin esfuerzo, o podemos bajar de una vez por todas al terreno de la realidad y asumir que sin incomodidad no hay transformación posible.
hasta que no logremos unir lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos vamos a estar en conflicto.
Y esto requiere coraje, consciencia, presencia, y la determinación necesaria para atravesar lo que haya que atravesar para que esa unión acontezca. Pero mientras no actuemos en consonancia con lo que sentimos vamos a vivir con una terrible sensación de vacío y desconexión imposible de llenar.
no hay una única receta que funcione para la vida, los extremos nunca son buenos y generalmente los mejores aprendizajes se dan por el camino del medio.
Lo que funciona para mi no necesariamente funciona para vos y viceversa. La clave está en tener la apertura suficiente para darnos el permiso de explorar y encontrar nuestra verdad en este preciso momento. Probablemente no sea la misma que ayer ni será la misma que mañana, y de eso se trata la vida.
Se viene un nuevo año y todos anhelamos que sea mejor, que venga cargado de bendiciones, de abundancia y de felicidad y eso está bien. Estoy convencido de que hay que mirar la vida con optimismo, especialmente en un mundo que nos invita a mirar siempre lo negativo.
Aún así, también soy un convencido de que sólo con eso no alcanza. No se manifiesta solo pensando en positivo. No nos sanamos solo imaginando que estamos sanando. No cambiamos solamente por declararlo al universo. Nada de esto tiene sentido si no elegimos movernos. En este plano de la realidad, eso es lo que termina de unir todo.
El 2023 me recordó algo que había elegido pasar por alto: si yo no cambio, nada cambia.
Y el 2024 vendrá con el mismo mensaje. Si no cambiamos, nada cambia.
Así que en lugar de desearte que tengas un feliz 2024, quiero desearte que hagas un feliz 2024. Depende de vos y de nadie más. Todo conspira a tu favor pero sólo si elegir moverte. De lo contrario, vas a seguirlo soñando, cuando podrías estarlo viviendo.
Un abrazo,
Fede
Comentarios